Liliam Kechichian consideró que la iniciativa es “innecesaria, inconveniente y que va contra toda la tradición del Uruguay y su historia”; el proyecto pasa a Diputados.
La Diaria,
Con votos del oficialismo, el Senado aprobó el proyecto sobre festividades religiosas, una iniciativa impulsada por la legisladora blanca Carmen Asiaín, que busca garantizar el goce de días de observancia por motivos religiosos a practicantes de “minorías religiosas”.
Según establece el proyecto de ley, ese derecho “será respetado a todo aquel que se hallare en una relación de trabajo o servicio”, así como “en el ámbito educativo en todos sus niveles”, mediante un “previo acuerdo y coordinación entre el observante y las autoridades, empleadores o tomadores de decisión en los diversos ámbitos donde se pretenda gozar”. Ahora el proyecto deberá ser aprobado en Diputados.
Javier García, senador blanco, dijo que por “mucho tiempo” en Uruguay hubo una “confusión del laicismo con laicidad, que fue notoria”. “Este es un proyecto de ley que habla de una sociedad laica, pero no laicista. La religiosidad en nuestra nación está impresa en el ADN. Desde nuestra cruzada libertadora, desde nuestros próceres, la religiosidad constituyó parte inherente de nuestro nacimiento como orientales”, expresó.
A su turno, la senadora frenteamplista Liliam Kechichian recordó que hubo opiniones religiosas contrarias al proyecto y mencionó, por ejemplo, a la Iglesia Evangélica Armenia, que fue “explícita” en la comisión que trató la iniciativa de que “el Estado debe ser lo más neutro posible y que los feriados laborables deben ser solamente los que resulten de relevancia para la identidad nacional”.
“No hay feriados religiosos en Uruguay ni de minoría ni de mayoría. El Estado laico desde nuestro punto de vista es la mejor garantía y la mejor plataforma para lo que sí es un derecho humano, que es la libertad de cultos”, consideró.
De acuerdo a la frenteamplista, es “muy injusto” exigir “al país, a las empresas, a las instituciones educativas que adapten sus actividades a una incontable cantidad de expresiones religiosas que, por otro lado, no sabemos cuántas son ni qué características tienen”. El Ministerio de Educación y Cultura fue “muy claro” en decir que no estaba en condiciones de hacer un registro de las religiones, por lo tanto, “estamos en manos de lo que cada uno considere”, planteó la legisladora. “Creo que es un proyecto innecesario, inconveniente y que va contra toda la tradición del Uruguay y su historia”, concluyó.