Voces en la cuestión sobre la posible decadencia de la serie.
32 temporadas y en aumento: la creación cumbre de Matt Groening es, desde hace décadas, un mojón ineludible de la cultura contemporánea. Como cualquier fenómeno tan extendido ‒en lo cronológico y en lo masivo‒, Los Simpson son objeto de duros cuestionamientos, e, incluso, de “fuego amigo”.
Recuerdo mi primer episodio de Los Simpson. Que, según pude averiguar, fue el primer episodio emitido en Uruguay. En “Una noche encantadora”, Homero intenta recomponer su relación con Marge, como hará tantas otras veces, y decide llevarla a una cita romántica con noche de hotel incluida.
¿Quién cuidará de Bart, Lisa y la pequeña Maggie? La única niñera que acepta el reto, que resulta ser Lucille Botzcowski, “la niñera ladrona”, uno de los criminales más buscados de Estados Unidos. Esto no es un problema para el trío de niños, que logra detenerla y llama a la Policía. Pero los padres regresan a casa y al encontrarla atada creen que es culpa de sus hijos. La desatan, le dan el triple de dinero y la dejan ir, justo antes de que llegue Bart con la Policía y los medios.
Con diez años, la familia amarilla me dio una lección de vida: las historias podían terminar mal. Claro que habría finales felices, pero la serie popularizó el cierre en el que nadie gana del todo que tantas ficciones utilizan en la actualidad.
También recuerdo el primer episodio de Los Simpson que no me gustó. Y no, no fue el de Seymour Skinner revelando que en realidad es un veterano de Vietnam llamado Armando Barreda. Es “Cuando se anhela una estrella”, de la décima temporada, en el que Homero es contratado como asistente personal de Alec Baldwin y Kim Basinger. Mi desencanto no fue por la calidad de los chistes, sino porque la trama giraba alrededor de las estrellas invitadas haciendo de ellas mismas. Una tendencia que se repetiría desde 1998 hasta la actualidad.
Seguí siendo espectador fiel de la serie durante un tiempo, pero algo se rompió. Ya no eran infalibles. El cambio en las voces en la temporada 16 fue un golpe fuerte, hasta que pude ver la serie en inglés y descubrí que por cada frase imborrable (“A la grande le puse Cuca”) había cinco chistes arruinados y otros cinco modificados para satisfacer al público mexicano.
Quizás mi problema actual con Los Simpson sea que ya no estoy para seguir temporadas de veintipico de episodios de una serie. Y, si bien he visto poco de sus últimos años, sospecho que el mayor problema que enfrentan es la comparación con los años increíbles y maravillosos. Que, para mí, estarían entre la temporada tres y la nueve, aunque cada uno de nosotros tiene una época “increíble y maravillosa” de Los Simpson diferente.
El 31 de agosto, la plataforma de streaming Star+ llegará con “todas las temporadas de Los Simpson en un solo lugar” y nos permitirá redescubrir la más famosa creación de Matt Groening (lo siento, Desencanto). Será una linda oportunidad para repasar algunos grandes momentos y quizás descubrir joyas en las temporadas que no tocamos ni con un palo.
A la espera de ese día, contactamos a algunas personas que compartieron sus recuerdos de enamoramiento de la familia amarilla y también el momento en que le dijeron “creo que tenemos que empezar a ver otras series”.