Mujica: a Lacalle Pou “yo lo veo soberbio, y un crack en el trabajo de marketing”

El expresidente dijo que el gobierno dice “la verdad por la mitad” y que no está abierto a la negociación: “No hay con quien hablar, estamos a puertas cerradas”

José Mujica era el presidente cuando se impulsó el proyecto de Gas Sayago, que volvió a entrar en polémica tras conocerse los resultados de un informe que pidió la actual dirección de UTE, uno de los principales inversores junto con Ancap. Mujica ya se ha referido a las acusaciones del gobierno sobre el gasto que le generó al país continuar con el proyecto que terminó sin resultados, pero este viernes fue contundente al afirmar que “es una chantada decir que la regasificadora era inviable”.

En una entrevista con Informativo Sarandí, Mujica recordó que Uruguay ya había intentado hacer un proyecto similar en la década de 1990 y también había fracasado. A su entender se justifica el interés en tener gas en Uruguay porque esto permitiría que bajara el costo de la energía eléctrica, porque la maquinaría dura más tiempo y por razones ecológicas; de hecho, mantuvo que sería importante para el país tener gas hoy en día: “El problema sigue existiendo y en lugar de matarnos deberíamos buscar una solución, pero lo único que hacemos es cobrarnos cuentas”.

Mujica admitió que “la regasificadora fue un fracaso”, pero agregó: “No es tanta plata como dicen, es todo mentira eso; la caja del Estado es una”. El exmandatario pidió tener en cuenta que varios organismos se vieron beneficiados por Gas Sayago y mencionó como ejemplo al Ministerio de Transporte y Obras Públicas y a la Administración Nacional de Puertos.

“Han hecho mucho ruido cultivando la técnica de la posverdad: hay una forma de mentir que es decir la verdad por la mitad y no decirla hasta el final, y una realidad final es esta: el Estado gastó por acá pero cobró por el otro lado, y esa no la cuentan”, afirmó.

El Frente Amplio y el gobierno de Lacalle Pou

El Frente Amplio se embarca este sábado en un plenario que tendrá como centro el fin del mandato del actual presidente Javier Miranda y el futuro de la conducción del partido. Sobre la renovación del liderazgo, Mujica opinó que es un proceso “al que hay que ayudar, pero siempre he dicho que un buen dirigente no es el que hace más sino aquel que cuando desaparece deja gente que lo suple con ventaja, porque el esfuerzo es colectivo y generacional”. En este sentido, aseguró que tiene “cierto grado de conformidad” porque colaboró “para que mucha gente tenga oportunidad, y el tiempo dará lo suyo”; en particular señaló a su suplente en el Senado, Alejandro Sánchez, como una persona “joven y con talento”, y al intendente de Canelones, Yamandú Orsi.

También mencionó otras personas que impulsó, como Raúl Sendic, a quién dijo que lo “estimaba” y que no se arrepentía de “andar por el camino”, y a Luis Almagro, presidente de la Organización de Estados Americanos (OEA), que según Mujica ocupa ese puesto gracias a él: “está sentado en la OEA por mí, no lo votaron a él, me votaron a mí en América Latina y me salió para las chapas. En la vida se ve cara pero no corazón; mala suerte, son así las cosas”.

Con respecto a la interna del Frente Amplio, Mujica opinó que “hay un florecimiento importante, es difícil que pueda haber 20 o 30 proyectos. Si está pesando demasiado el individuo es porque están flojas las ideas, el tiempo de renovación empieza en el campo de las ideas”.

Haciendo autocrítica como oposición a nivel país, Mujica admitió que el Frente Amplio se “acható”, pero acotó que es porque “el gobierno se achata y queda todo en pequeñeces. Tenemos desafíos por delante y no los podemos priorizar, necesitamos altura del gobierno para que eleve también nuestra propia altura, el baile es de a dos”.

Mujica también fue consultado por el intercambio entre el gobierno nacional y la Junta Departamental de Canelones, que no votó el fideicomiso de 80 millones de dólares para obras que pedía Orsi. Según el exsenador, es necesario “intercambiar entre los partidos, pero eso no existe más en Uruguay, porque ante problemas difíciles el asunto no es decir no sino negociar, corregir, mejorar para intentar construir, pero si cerramos la persiana y no hay más salida, lo único que hacemos es trancar la necesidad de la gente”.

El exmandatario entiende que “ahora no hay con quién hablar, estamos a puertas cerradas, tenemos la democracia representativa y tradición partidaria, bueno, si se quiere construir hay que intercambiar con los partidos”. Aseguró además que los partidos de la coalición no están abiertos a la negociación.

También fue consultado por su posición sobre la gestión del gobierno de Luis Lacalle Pou y aunque dijo que no tenía un veredicto, sí dio una opinión: “Tengo que desearle que le vaya bien por el país, pero yo lo veo soberbio, y un crack en el trabajo de marketing de todo lo que rodea a la presidencia”. Aseguró que no tienen diálogo por culpa de Lacalle y destacó que cuando renunció al Senado, “no dejó que su partido hiciera una palabra, les puso condición a los [senadores] colorados y quedaron como corderitos. Hay una tradición cuando se va un senador de unas palabras de despedida y no los dejó hablar, estoy enterado. Él tiene derecho a tenerme toda la bronca que quiera, pero más allá de la simpatía o antipatía, está todo lo que viene después”.