HUERTA ECOLÓGICA COMUNITARIA DE EL PINAR TRABAJA CON EL FOCO EN LA EDUCACIÓN AMBIENTAL

La Huerta Ecológica Comunitaria funciona como un nodo ambiental participativo y trabaja en un predio cedido por la parroquia Santa Rosa de Lima de El Pinar. Unos 30 vecinos y vecinas de la zona forman parte de este colectivo que se inscribe en el proyecto Manos a la Huerta.

Manos a la Huerta es una iniciativa integrada por ocho huertas de Ciudad de la Costa, ubicadas en Shangrilá, Solymar, Colinas de Solymar, Lomas de Solymar y El Pinar, que tiene el objetivo de promover las huertas comunitarias como una herramienta para el cuidado de la salud integral y para fomentar la participación de vecinos y vecinas y la inclusión social. También busca fomentar la adquisición de conocimientos para progresar en la autonomía alimentaria de familias y comunidades y prioriza el cuidado del medio ambiente procurando un mejor aprovechamiento de los residuos orgánicos.

Virginia Puyares, Concejal del Municipio de Ciudad de la Costa, explicó que el proyecto se enmarca en el plan de trabajo para el quinquenio que llevan adelante. “Nos propusimos generar una red de huertas, fortalecerla y, desde el municipio, con su rol articulador, poder potenciar las iniciativas que ya hubiera en la zona”, sostuvo.

Puyares resaltó que Manos a la Huerta es un proyecto “que se gestó y se redactó desde el vamos con todas las organizaciones participantes”, y agregó que la huerta “es una herramienta que permite un montón de acciones, como la protección del ambiente, el cultivo de alimentos saludables y la socialización”.

Por su parte, el también Concejal Matías Conde manifestó que en el presupuesto del municipio está previsto que se puedan destinar fondos a este tipo de espacios y propuestas colectivas y afirmó que el proyecto está en la preselección de un fondo de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP).

Conde aseguró que el municipio tiene como finalidad fortalecer los espacios de participación y consideró que las huertas, “además de ser un espacio participativo, son un espacio de aprendizaje, de integración, de intercambio y de conciencia”, en tanto produce y “alimenta también los afectos, porque hay toda una red que se va construyendo, una comunidad, alrededor de la huerta”.

El Concejal destacó que a través de estas iniciativas el municipio reconoce “el trabajo que hay en el territorio de la comunidad organizada”, porque hay muchos colectivos y muchas vecinas y vecinos “trabajando proyectos muy interesantes que aportan y construyen ciudadanía”, y es importante “tomar como punto de partida este trabajo, estar presente, seguir apoyando y construir horizontalmente”.

El trabajo de la Huerta Ecológica Comunitaria de El Pinar

Mauricio Passeggi, integrante de la huerta, comentó que el espacio funciona como un nodo ambiental participativo y que es una instancia de encuentro de vecinas y vecinos, con el fin de “aprender cómo producir alimentos de manera saludable pero también recuperar residuos y valorizarlos, hacer educación ambiental y educarnos entre nosotros”.

La huerta está ubicada en un predio cedido por la parroquia Santa Rosa de Lima de El Pinar y participan en total unas 30 personas. Passeggi explicó que algunos integrantes forman parte de la comunidad de la parroquia pero la entrada es abierta al barrio e indicó que la experiencia surgió “sobre un suelo de arena”, por lo que, al comienzo, todo el esfuerzo estuvo destinado a generar canteros y tierra para poder plantar, “a medida que se fueron integrando más vecinas y vecinos pudimos ir ampliando la actividad de la huerta”.

En este sentido, una vez que estaban encaminados los canteros comenzaron a dedicarse a apoyar a otras huertas comunitarias y familiares, de contexto de alta vulnerabilidad. Asimismo, han realizado talleres de educación ambiental para la población y jornadas de limpieza. El trabajo se divide según los intereses y habilidades de los participantes: algunos hacen plantines, una persona se encarga de administrar y gestionar las semillas, un grupo trabaja haciendo bricolage y decorando la huerta y otro equipo colabora con las huertas familiares. En la huerta también tienen una unidad de compostaje comunitaria, donde reciben residuos orgánicos que se procesan para generar compost.

Lo cosechado “se reparte en función de las necesidades de cada una de las personas que participan”, aclaró Passeggi, y puntualizó que en la huerta participan personas de diversos niveles socioeconómicos.

Sobre el proyecto Manos a la Huerta, que lleva adelante el municipio, Passeggi remarcó la importancia de que sea una iniciativa que se generó “de manera conjunta entre muchas huertas, con la colaboración de algunos concejales”. A su vez, consideró que el proyecto facilitará la visibilidad de las huertas comunitarias, de manera que haya más vecinos y vecinas que puedan integrarse, enriquecer este movimiento y colaborar con las huertas que tienen más dificultades de infraestructura.