Tres de ellos serán votados por el Plenario para participar en las elecciones de la presidencia del partido.
Hoy, el Plenario del Frente Amplio (FA) votará tres candidaturas para ocupar la presidencia del partido. Estas deberán ser aprobadas por el Congreso Nacional de la coalición de izquierda los días 2 y 3 de octubre, y finalmente el 5 de diciembre se resolverá en una elección a nivel nacional quién encabezará la fuerza política.
Para hoy se presentaron cinco precandidatos: Fernando Pereira, Gonzalo Civila, Ivonne Passada, Carmen Beramendi y Beatriz Ramírez. la diaria les hizo las mismas siete preguntas a cada uno de ellos de cara a esta instancia, enfocadas en la interna del partido, su regreso al rol como oposición y el referéndum contra la ley de urgente Consideración (LUC). Estas fueron sus respuestas.
¿Qué aciertos y qué errores tuvo el FA como oposición en estos primeros años de gobierno de Luis Lacalle Pou?
Nombre: Beatriz Ramírez.
Edad: 65 años.
Trayectoria: activista afrouruguaya y feminista. Fue directora de Inmujeres y de la División de Derechos Humanos del Ministerio de Desarrollo Social. También fue vicepresidenta de la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de los Estados Americanos. En 2018 fue declarada Ciudadana Ilustre por su apoyo en la lucha por la igualdad racial. Integra el consejo directivo del Fondo de Mujeres del Sur.
Apoyos: Comité Julio Spósito.
Beatriz Ramírez: Reacomodarse en la oposición después de haber sido gobierno no es tan sencillo, y ahora hay que barajar y dar de vuelta. De cualquier manera, creo que es una oposición responsable en el Parlamento y en los organismos en los que participa. El FA está repensándose y reagrupándose. Esta mirada hacia el Congreso es uno de los momentos clave para analizar de manera colectiva cómo situarnos en un nuevo escenario. Para la fuerza política es claro que el rol que debe jugar es trabajar fuertemente para recuperar el gobierno y no dejar que se pierdan los derechos de las poblaciones más postergadas.
Fernando Pereira: Uruguay salió de la pandemia con mucha responsabilidad de las partes. Esto implica que hay un gobierno que tomó decisiones y una oposición que pudo haber cuestionado algunas, pero nunca las jaqueó. Esto es asumir responsablemente que las diferencias se laudaron en climas democráticos y de tolerancia, en un momento muy difícil para Uruguay. El FA tuvo un sacudón fuertísimo que lo llenó de vigor y esperanza, que es haber recolectado, a partir de una iniciativa del movimiento sindical, el feminista, el cooperativo, estudiantil, el de los derechos humanos, 800.000 firmas. Eso es hacerse la autocrítica en la cancha, en el puerta a puerta, visitando todos los barrios del país. Y esa autocrítica que construye desde el pueblo y hacia el pueblo es la mayor herramienta que tiene el FA.
Ivonne Passada: Hacía 15 años que el FA no era oposición, por lo que en poco tiempo tuvo que asumir un nuevo rol. A eso se le debe sumar que estamos en un proceso de renovación de autoridades de la fuerza política, por lo que tuvimos que transitar un camino de aprendizaje para este nuevo escenario. Y como en todo aprendizaje, se cometen errores. El gran acierto del FA como oposición es estar en contacto con las organizaciones sociales y sobre todo con la gente, apoyar a quienes el gobierno olvida, como las ollas populares. Es dar la batalla en el Parlamento y en cada una de las Juntas Departamentales del país, en los municipios y en los organismos del Estado, es pelear desde el lugar que te toque por los derechos que hemos conquistado.
Gonzalo Civila: El cambio de escenario no fue fácil de asimilar y el contexto de pandemia complejizó mucho las cosas, por eso no minimizo lo logrado; lo resumiría en la elaboración de propuestas frente a la crisis y sobre todo en la solidaridad organizada desde la base y en el camino del referéndum, que, por su forma y por sus resultados, constituye un punto de inflexión. No obstante, creo que faltó contundencia en el rol opositor, y demoramos en producir iniciativas políticas y parlamentarias a la altura de la gravedad de las acciones y las omisiones del gobierno. El proceso de autocrítica y de rectificación de las prácticas políticas, sobre todo en lo que refiere a la relación permanente con los actores sociales, respetando su autonomía e iniciativa, es un aprendizaje que desacomoda y en el que todavía debemos profundizar. Diría que en esto el movimiento y el pueblo frenteamplista están adelante de su dirección.
Carmen Beramendi: Cuando tuvimos la derrota electoral, vivimos un duelo y de inmediato, luego de 15 períodos de incremento permanente de los salarios y las jubilaciones, vimos un retroceso pavoroso. Además, la pandemia. Estábamos dolidos con lo que ocurría y nos costaba acomodarnos en la nueva situación. Creo que la juntada de firmas, encontrándonos con miles de frenteamplistas que no están en la estructura del FA, dio un salto cualitativo. Incluso te puedo poner el ejemplo de la interpelación del puerto o de la Cámara de Diputados con la Rendición de Cuentas. En la interpelación vimos un FA que hacía tiempo que no veíamos de esa manera: unido, estudiando, planteando los problemas en profundidad. Esto tiene que ver con las firmas.
¿Cómo definiría al gobierno actual?
Gonzalo Civila: Como un gobierno de ricos para ricos, por ende, concentrador, antipopular y represivo, que, lamentablemente, está generando con sus políticas un enorme drama social, con profundización de las desigualdades.
Ivonne Passada: Con palabras que ha utilizado el presidente: como el gobierno de los malla oro. Un gobierno que desde que asumió ha privilegiado lo financiero sobre lo sanitario, la economía sobre la vida. Un gobierno con poca sensibilidad social, al que no le ha temblado el pulso al hacer políticas que han generado mayor desempleo, que han aumentado la pobreza y la indigencia. Lo defino como el gobierno que cinceló la grieta, que desconoció a las autoridades frenteamplistas y que intenta arrollar con su mayoría multicolor en el Parlamento.
Carmen Beramendi: El gobierno actual recupera muchas características de lo que fue el período neoliberal que implantó el gobierno de Luis Alberto Lacalle. Al mismo tiempo, suma otras expresiones de movimientos antiderechos, con ideas más regresivas en relación con los derechos de las mujeres, con los vínculos con las iglesias neopentecostales, que hacen un movimiento regional que, al tiempo que instala un programa claramente neoliberal en lo económico, donde recortan ingresos y salarios, también dan una batalla fuerte en lo cultural en relación a cuestiones como las de género; se está reconociendo que ahí también se juega un partido importante. Cuando los movimientos regionales de derecha empiezan a pegarle a lo que ellos llaman equivocadamente “ideología de género”, lo hacen porque reconocen que ahí hay una fuerza de transformación que está dando que hablar. A veces, ese potencial lo ve más claramente la derecha que nuestra fuerza política.
Fernando Pereira: Es un gobierno claramente liberal. Tiene una política interior basada en la reducción del Estado. La diferencia entre gobierno y oposición queda reflejada en una frase: las personas que creemos que el Estado debe jugar un papel central en la distribución de la riqueza, en garantizar derechos como la educación, la vivienda, la salud, y los que creen que hay que tener un Estado mínimo y que el mercado va a regular. El Estado mínimo se ve en la LUC. Este antagonismo tenemos que dejarlo evidenciado en nuestras posiciones políticas. Estas formas de entender el rol social del Estado son herencia de las ideas del artiguismo, del modelo de Estado social del batllismo, de las ideas democráticas del federalismo blanco, de las tradiciones de lucha de los partidos de izquierda. Naturalmente hay dos proyectos de país, que es una cosa que sostenemos hace mucho tiempo.
Beatriz Ramírez: El gobierno actúa de acuerdo a sus principios y objetivos, que han sido siempre los de los partidos tradicionales: sostener sus privilegios y, frente a los avances de derechos, tratar de revertir esa situación lo más rápidamente posible. Por ejemplo, con lo que pasó con el protocolo de violencia basada en género, con un ministerio queriendo plantear que las mujeres deben presentar pruebas para presentar una denuncia. Eso va contra toda normativa nacional e internacional y contra aspectos de conocimiento generados sobre la violencia basada en género. El otro aspecto tiene que ver con la no presencia del presidente de la República en el 20° aniversario de la Conferencia de Durban, una conferencia contra el racismo que fue histórica para 200 millones de afrodescendientes, en la que Uruguay jugó un papel preponderante y muy importante.
¿Cuál fue el principal error del FA para perder las elecciones?
Ivonne Passada: No existe un error. El que busque un culpable no lo va a encontrar. Cuando se pierde una elección, de igual manera que cuando se gana, se debe a múltiples factores y causas. Como frenteamplistas todos tenemos una cuota de responsabilidad, será más grande o más pequeña, pero eso no es lo importante. Lo que nos ocupa es desentrañar esas múltiples causas escuchando a la gente. A toda. A nuestros votantes y a quienes no nos votan. Porque aquí nadie es el dueño de la verdad y nuestro proyecto es y será con todos los uruguayos.
Carmen Beramendi: Creo que hay una construcción, que es que no trabajamos lo suficiente el proyecto cultural emancipador. En muchas cosas seguimos incrementando una cultura de consumo. Muchos sectores de la población parecería que compramos discursos de las multinacionales. Tampoco quiero vivir en un país que siga partido en dos mitades. Si esa construcción de “ellos y nosotros” la hubiéramos tenido cuando el FA empezó, no hubiéramos tenido una [Alba] Roballo, un [Zelmar] Michelini o un [Francisco] Rodríguez Camusso. Fuimos capaces de construir un FA con todos porque no nos colocábamos del lado de que estos éramos los maravillosos y los demás eran los terribles. Eso no nos ayuda y debemos ser capaces de tender puentes con los que piensan distinto. Yo conversé con productores rurales de la zona donde vivo, que estuvieron en Un Solo Uruguay y que terminaron firmando contra la LUC porque estaban más cerca de las ideas que promovemos de lo que podemos llegar a suponer. Otro factor es que no fuimos capaces de captar algunas sensibilidades. Hay mujeres indignadas con cómo está planteada la elección. Estoy preocupada, porque no quiero que pase que con la actuación de las mujeres que existe en las ollas, los movimientos, las comisiones de fomento, sientan que una vez más la política les pega un portazo. Ahí el FA debe pensarlo más en profundidad.
Fernando Pereira: No hacer el relato junto con la gente. La reforma del sistema de salud, los cambios de la seguridad social, la reforma del sistema tributario, la inversión por alumno, políticas que permitieron a hijas e hijos de trabajadores llegar a la universidad, son cambios en la estructura social, política y productiva del país, pero no fueron acompasados por el desarrollo de lo que la sociedad va germinando. En ese proceso es necesario que el relato no lo haga el gobierno, que lo haga la fuerza política. Esta tiene que ser capaz de decir que donde se hizo un puente, se hizo porque colocamos la prioridad en las necesidades que la gente nos planteó. Acá se hizo llegar la cultura al barrio, porque consideramos que nuestro proceso es político, social y cultural, y en la medida en que divorciamos la política de la sociedad y de la cultura, perdemos la principal batalla, que es la de la hegemonía cultural. No se necesita agravios e insultos, se necesita enamorar a los uruguayos y las uruguayas para cambiar el país, que está siendo dirigido para favorecer a los sectores más poderosos y haciendo pagar la crisis a los sectores más pobres. Por algo hay 100.000 nuevos pobres y algunos uruguayos concentraron 6.800 millones de dólares en bancos uruguayos y del extranjero.
Beatriz Ramírez: No hay un solo factor. Es la vinculación de varios factores, de ausencia de análisis, de falta de debate ideológico. El FA no ha tenido una actualización ideológica. La última fue en 2001. No es lo mismo el FA de hace 50 años, cuando se hablaba de una sola contradicción, como era la de clase, cuando los movimientos sociales, que son un nuevo actor, te traen nuevos aspectos a la agenda. Uno de los ejes que para mí han tenido mayor complejidad es no haber tenido una distinción entre la fuerza política y el gobierno. Nosotros venimos de una historia en la que nuestra fuerza política fue de oposición. Cuando llegamos al gobierno, hubo un desacomodo. Hasta que la fuerza política vuelve a retomar su fuerza, hacia fines de 2019, y se contribuye a mejorar el proceso electoral, pero eso estuvo en manos de las bases.
Gonzalo Civila: Encerrarse en sí mismo, en sus gestiones, por momentos en su autocomplacencia y en cierto centralismo. Faltó humildad, escucha y construcción permanente desde abajo, eso –en el marco de un contexto adverso– llevó a una pérdida de capacidad transformadora y al debilitamiento de vínculos fundamentales para cualquier fuerza que quiera transformar la realidad.
¿Cuál debe ser la estrategia para recuperar votantes en el interior?
Ivonne Passada: No existe un error. El que busque un culpable no lo va a encontrar. Cuando se pierde una elección, de igual manera que cuando se gana, se debe a múltiples factores y causas. Como frenteamplistas todos tenemos una cuota de responsabilidad, será más grande o más pequeña, pero eso no es lo importante. Lo que nos ocupa es desentrañar esas múltiples causas escuchando a la gente. A toda. A nuestros votantes y a quienes no nos votan. Porque aquí nadie es el dueño de la verdad y nuestro proyecto es y será con todos los uruguayos.
Carmen Beramendi: Creo que hay una construcción, que es que no trabajamos lo suficiente el proyecto cultural emancipador. En muchas cosas seguimos incrementando una cultura de consumo. Muchos sectores de la población parecería que compramos discursos de las multinacionales. Tampoco quiero vivir en un país que siga partido en dos mitades. Si esa construcción de “ellos y nosotros” la hubiéramos tenido cuando el FA empezó, no hubiéramos tenido una [Alba] Roballo, un [Zelmar] Michelini o un [Francisco] Rodríguez Camusso. Fuimos capaces de construir un FA con todos porque no nos colocábamos del lado de que estos éramos los maravillosos y los demás eran los terribles. Eso no nos ayuda y debemos ser capaces de tender puentes con los que piensan distinto. Yo conversé con productores rurales de la zona donde vivo, que estuvieron en Un Solo Uruguay y que terminaron firmando contra la LUC porque estaban más cerca de las ideas que promovemos de lo que podemos llegar a suponer. Otro factor es que no fuimos capaces de captar algunas sensibilidades. Hay mujeres indignadas con cómo está planteada la elección. Estoy preocupada, porque no quiero que pase que con la actuación de las mujeres que existe en las ollas, los movimientos, las comisiones de fomento, sientan que una vez más la política les pega un portazo. Ahí el FA debe pensarlo más en profundidad.
Fernando Pereira: No hacer el relato junto con la gente. La reforma del sistema de salud, los cambios de la seguridad social, la reforma del sistema tributario, la inversión por alumno, políticas que permitieron a hijas e hijos de trabajadores llegar a la universidad, son cambios en la estructura social, política y productiva del país, pero no fueron acompasados por el desarrollo de lo que la sociedad va germinando. En ese proceso es necesario que el relato no lo haga el gobierno, que lo haga la fuerza política. Esta tiene que ser capaz de decir que donde se hizo un puente, se hizo porque colocamos la prioridad en las necesidades que la gente nos planteó. Acá se hizo llegar la cultura al barrio, porque consideramos que nuestro proceso es político, social y cultural, y en la medida en que divorciamos la política de la sociedad y de la cultura, perdemos la principal batalla, que es la de la hegemonía cultural. No se necesita agravios e insultos, se necesita enamorar a los uruguayos y las uruguayas para cambiar el país, que está siendo dirigido para favorecer a los sectores más poderosos y haciendo pagar la crisis a los sectores más pobres. Por algo hay 100.000 nuevos pobres y algunos uruguayos concentraron 6.800 millones de dólares en bancos uruguayos y del extranjero.
Beatriz Ramírez: No hay un solo factor. Es la vinculación de varios factores, de ausencia de análisis, de falta de debate ideológico. El FA no ha tenido una actualización ideológica. La última fue en 2001. No es lo mismo el FA de hace 50 años, cuando se hablaba de una sola contradicción, como era la de clase, cuando los movimientos sociales, que son un nuevo actor, te traen nuevos aspectos a la agenda. Uno de los ejes que para mí han tenido mayor complejidad es no haber tenido una distinción entre la fuerza política y el gobierno. Nosotros venimos de una historia en la que nuestra fuerza política fue de oposición. Cuando llegamos al gobierno, hubo un desacomodo. Hasta que la fuerza política vuelve a retomar su fuerza, hacia fines de 2019, y se contribuye a mejorar el proceso electoral, pero eso estuvo en manos de las bases.
Gonzalo Civila: Encerrarse en sí mismo, en sus gestiones, por momentos en su autocomplacencia y en cierto centralismo. Faltó humildad, escucha y construcción permanente desde abajo, eso –en el marco de un contexto adverso– llevó a una pérdida de capacidad transformadora y al debilitamiento de vínculos fundamentales para cualquier fuerza que quiera transformar la realidad.
¿Cuál debe ser la estrategia para recuperar votantes en el interior?
Fernando Pereira: No hay un interior, hay varios interiores. Para saber cuál es la estrategia de los militantes de Treinta y Tres para conversar con los olimareños hay que hablar con ellos. La estrategia no la va a construir un presidente del FA, la vamos a construir con los olimareños. Si vamos a hablar con el litoral, a conversar con las localidades del interior, tenemos que aprovechar las experiencias que acumulamos después de gobernar varios departamentos y municipios. Tenemos miles de mujeres y hombres que fueron y siguen siendo intendentes, ediles, directores, concejales, alcaldes. Tenemos que canalizar esas experiencias. Hablar con el interior implica escuchar a los interiores, y armarse de modestia y prepararse para aprender de conocimientos a lo largo y ancho del país. Pero no para pedirles el voto, para decirles que lo que estamos buscando es ese apoyo, que se podrá transformar en un voto en 2024 o no, pero que en la medida en que apoyen estas ideas, más temprano que tarde la mayoría de la sociedad va a estar plegándose a esta forma de entenderla.
Beatriz Ramírez: La estrategia que debe establecer cualquier fuerza política es dialogar con la gente de su territorio. Desde Montevideo no podemos saber cuáles pueden ser las estrategias que puedan tener los compañeros de Cerro Largo. Ellos saben porque viven ahí, conocen sus espacios, la historia, las características. Lo primero que hay que hacer es ir, y no con recetas cerradas. No estoy diciendo que esto haya sido así, pero cuando trabajaba a nivel institucional sabía perfectamente que al llegar al territorio, lo primero que había que hacer era escuchar lo que proponían las personas que conocen sus realidades. Después podemos establecer un marco más general, pero no se pueden obviar las realidades específicas de cada lugar, y eso es algo que nos ha jugado siempre en contra.
Gonzalo Civila: Creo que lo primero es no pensar en clave exclusivamente electoral. El interior no es uno, sino una enorme diversidad de realidades. Hay que descentralizar recursos y decisiones, estimular procesos locales conducidos por quienes conocen la realidad de cada lugar y articulados en objetivos generales de la fuerza política. Diría que el camino es cercanía, presencia, escucha activa y menos paternalismo.
Carmen Beramendi: La estrategia tiene que ser contar no sólo con herramientas que den cuenta de un contacto que elimine una concepción de un FA muy montevideocéntrico, sino que la respuesta tiene que ser construida desde el interior y con el interior. Quieren que los dirigentes tengan presencia, que no vengan sólo cuando hay un episodio electoral. Y eso está muy bien, pero no es lo que va a cambiar la característica de la descentralización. La va a cambiar si colocamos la descentralización de una manera distinta en la propia construcción y diseño de lo que vamos pensando. No puede pensarse lo que hay que hacer en el interior desde Montevideo, hay que pensar desde el interior cómo potenciamos las políticas. Para eso se requieren mecanismos de participación que sean permanentes.
Ivonne Passada: Desde que milito en el FA me he caracterizado por recorrer todo el país y para mí representó una enorme alegría que mi postulación surgiera desde el interior. Soy montevideana, vivo en Montevideo, pero mi mirada se coloca en todo el país. Los capitalinos tenemos un problema a veces: hablamos del interior como si fuera un departamento. En el interior hay realidades muy diferentes y particulares. Para recuperar los votantes del interior hay una fórmula: escuchar a los vecinos de cada departamento, de cada pueblo, localidad o paraje, sabiendo que cada uno de esos lugares es distinto y requerirá del saber de la gente que allí reside y de una estrategia única, a medida de cada lugar.
¿De qué tiene que convencer el FA a la ciudadanía para que vote contra la LUC?
Carmen Beramendi: Durante esa gesta, hecha de una manera impresionante con el movimiento sindical al frente y el FA acompañando, lo central fue conversar con gente que pensaba en algunos casos como nosotros y en otros, distinto. El referéndum tiene que concentrarse en demostrar la sinrazón que tienen estas instancias que queremos derogar. Los 135 artículos conforman un programa de gobierno que no fue anunciado de este modo a la ciudadanía y que concentró una política totalmente regresiva en materia de educación y de derechos. Si bien existen los mecanismos de urgente consideración, no están previstos para cuestiones como esta, que lo único que hizo fue concentrar, en poco tiempo y en plena pandemia, un programa de gobierno que no habían anunciado.
Gonzalo Civila: Básicamente debe poner de manifiesto la verdad: los 135 artículos que queremos derogar son la columna vertebral de un proyecto concentrador que por beneficiar a unos pocos está deteriorando aceleradamente las condiciones de vida y las garantías ciudadanas de la enorme mayoría de nuestro pueblo. La forma exprés en que se impuso habla también del contenido, cuya discusión, justamente, se quiso eludir. La forma que elegimos de debatirlo, con una amplia consulta popular, habla de lo contrario: de la vocación de diálogo y de construir una respuesta desde el pueblo mismo, sin ocultar nada.
Beatriz Ramírez: Fundamentalmente en pequeños aspectos que están llevando atrás todo un avance de derechos que se estuvo dando en los últimos años. La LUC de alguna manera genera un retroceso muy importante, por lo tanto, cada artículo tiene que ser analizado en profundidad y se debe mostrar a la ciudadanía cuál es el impacto negativo sobre los derechos.
Ivonne Passada: No es el FA el que tiene que “convencer” a los ciudadanos. Nuestra fuerza política, junto con organizaciones civiles, pero fundamentalmente los uruguayos de a pie se movilizaron y firmaron por convencimiento propio contra la LUC. Nosotros consideramos que es una mala ley y vamos a poner toda nuestra fuerza militante y nuestra estructura al servicio del país y de los más necesitados.
Fernando Pereira: Tiene que haber un conjunto de elementos y herramientas para que la gente pueda decidir con profundidad. Una de ellas es la calidad democrática de la ley. Hace no mucho tiempo, la Facultad de Ciencias Sociales y el Parlamento analizaron cuáles eran los proyectos de ley con mayor calidad democrática, y el que dio menor calidad democrática fue las LUC. El gobierno se puede tentar con gobernar de esta manera en 90 días; nuestra respuesta es que esto ya fue por fuera de lo que admite un proceso democrático de calidad para discutir una ley. Cuando vamos a los contenidos, vemos una ley de alquileres que deja a la gente en la calle en siete o 30 días, vemos que desapareció un Consejo de Primaria, que llevaba 100 años de historia. ¿Cuál es el daño que una maestra o un maestro elegido por sus compañeras y compañeros le puede hacer a un Consejo? Y más cuando la mayoría sigue recayendo sobre las autoridades designadas por el partido de gobierno. Cuando vamos a la inclusión financiera nos dicen que el trabajador va a poder negociar con el patrón la forma de pago, si es por débito o al contado. ¿De qué manera va a negociar eso alguien que va a buscar un empleo? El empleador le va a pagar como quiera, y probablemente favorezca la informalidad. En materia de derechos laborales, un experto de Organización Internacional del Trabajo manifestó con claridad que si se aprobaba el artículo de piquetes tal cual estaba se iba a violentar el convenio 87 del trabajo. Nos preguntan qué mal ha hecho la LUC hasta ahora, pero la pregunta tendría que ser al revés, ¿qué bien le ha hecho a Uruguay, qué cosas tan favorables ha generado? ¿Profundizar la superpoblación de las cárceles y qué más?
Sin contar el referéndum contra 135 artículos de la LUC, ¿cuáles deben ser los tres principales temas a tratar por el FA en lo que queda del quinquenio?
Ivonne Passada: Lo primero siempre será nuestro desvelo por los más necesitados. Con el actual gobierno volvieron las ollas populares y se “ahorra” en la alimentación de nuestros niños; vemos que cada vez hay más gente viviendo en las calles; el desempleo y la precariedad del trabajo aumentan; la inflación sube, el salario real decrece, se pierden derechos adquiridos. Tenemos que seguir atendiendo la crisis sanitaria y sus consecuencias en todos los niveles; vamos a continuar defendiendo los derechos de los trabajadores, sobre todo de los más postergados y de aquellos que empiezan a quedar por el camino producto de las políticas del actual gobierno; daremos la batalla para que las políticas sociales amparen a todos quienes las necesitan, no aceptamos que haya uruguayos de primera y de segunda categoría.
Gonzalo Civila: Construir una verdadera conducción colectiva, autocrítica, paritaria, desburocratizada, descentralizadora y abierta a la novedad generacional. Relanzar el debate estratégico y programático, para recuperar la fuerza del proyecto histórico frenteamplista, con audacia en las ideas, que se oponga sin vacilaciones a las políticas antipopulares y que construya una alternativa de futuro, con vocación de generar cambios de raíz y con apertura a la sociedad. Y garantizar la participación real del movimiento y el pueblo frenteamplistas en los procesos y las decisiones.
Carmen Beramendi: El tema central es cómo se coloca la igualdad en el centro y cómo cada medida que se construya concibe las desigualdades de una manera más multidimensional que como la hemos construido muchas veces. La medida de cada cosa que hacemos debería ser qué desigualdad estamos contribuyendo a disminuir en cada acción de política gubernamental que realicemos. Garantizar la vida digna para los uruguayos: acceso a vivienda, alimentación adecuada, pero al mismo tiempo una batalla cultural que no coloque sólo la pobreza en la escasez de recursos, sino también en el acceso a los bienes culturales. Somos un país pobre cuando tenemos los niveles de suicidio adolescente que tenemos y no reconocemos lo que está pasando ahí. Somos pobres culturalmente cuando tenemos los indicadores de violencia que tenemos. Lo segundo es cómo socializar lo político y cómo politizar lo social. Tenemos un vínculo con organizaciones sociales y puentes tendidos con el movimiento sindical, pero hay un escasísimo reconocimiento del lugar de actuación que tienen el movimiento feminista, el cooperativo o el ambientalista en nuestro país. Si no les reconocemos ese rol, no sólo cuando nos viene bien, sino siempre, escuchando y haciendo un trabajo en el que reconozcamos y potenciemos su actuación… me parece que ahí se juega gran parte de la disputa para adelante y gran parte del partido. Por último, el tema de la democracia interna en el FA. El reclamo por mayor democracia partidaria prende en todos lados, porque se siente como un déficit democrático, en cómo muchas veces hay divisiones cupulares totalmente alejadas de los propios integrantes de esos colectivos. No es sólo las bases versus los sectores, sino los propios sectores en relación a sí mismos.
Fernando Pereira: Cómo se construye un proyecto de desarrollo productivo, eso es agregar valor a la materia prima que produce Uruguay, pero también agregar inteligencia. Cómo Uruguay se construye para vender inteligencia. Eso supone contar con todos los expertos que Uruguay tiene en todas las disciplinas que construyen el trabajo y, entre otros, en la ciencia. No pensemos en científicos que sólo estudian virus o bacterias. La ciencia analiza también cómo se procesa el desarrollo, cómo se produce más por hectárea, el cambio científico aplicado al campo ha permitido producir la mayor cantidad de arroz por hectárea. Desde el punto de vista social no es posible que en Uruguay, que produce alimentos para 30 millones de personas, haya gente pasando hambre. Entonces, hay que pensar políticas de igualdad social que permitan superar estos problemas en un país de tres millones y medio de personas. La tercera es cómo se profundiza la democracia. Cuando la gente esté más informada, cuanto mayores sean las herramientas de consulta que tenga el FA para tomar sus decisiones, menos errores vamos a cometer.
Beatriz Ramírez: El FA tiene un camino muy importante que tiene que ver con una mirada hacia la región y al continente. Cualquier fuerza política y cualquier fuerza de izquierda sabe de la influencia y la dependencia que tenemos como país, entonces hay que tener una mirada hacia el escenario internacional. Y tiene que abrir un campo de debate profundo sobre cómo se sitúa la izquierda en 2021. El FA se fundó hace 50 años; no quiere decir que sus principios rectores estén en discusión, pero sí la estrategia, la coyuntura y el contexto cambian, por lo tanto, deben cambiar las formas en que una fuerza política se para frente a la realidad. Creo que el FA tiene una estructura que tiene que revisar, fortalecer e institucionalizar. Hoy tenemos el componente de la comunicación, donde tenemos una gran carencia. Lo tuvimos como fuerza política y también como gobierno. Y, por supuesto, tiene que tener una mirada nacional. Los uruguayos y aun los de izquierda tenemos una mirada muy centralizada en Montevideo.