Gustavo “Tato” Martínez se fue girando al sol
Nació en Belvedere,” barrio de putas y ladrones” como le gustaba decir. Se nutrió tempranamente de murga y tambor.
Su sentido de solidaridad surgió viendo al gallego del boliche de la esquina de su casa organizando el reparto de carne para las esposas de los detenidos, los desocupados y las viudas con hijos. Carne que venía de “los obreros de la valija”. Eran los que traían la carne que los frigoríficos les otorgaba a los trabajadores y que allí “se repartían según su necesidad”.
Tato ayudaba en la cantina donde ensayaba la murga La Soberana y se hizo amigo de Pepe Veneno. Cuando la murga fue censurada Tato se indignó.
Venía descubriendo a Federico García Lorca y lo fascinó que aquellos poetas españoles, de overol recorrieran fábricas y frentes de batalla regalando su arte con obras como “Franco el fascista” o “La Defensa de Madrid”.
Esas lecturas y la represión de la dictadura militar lo llevó a escribir su primera obra, sin saber de dramaturgia, “como las murgas, sacando algo de acá y otro poco de allá, manteniendo el ritmo, cambiando la letra”.
La llamó DON SOL inspirado en que aquel año La Soberana tomó el sol como un símbolo antidictatorial.
Comenzó trabajando con el títere cachiporra, el callejero, donde los niños y adultos gritan, se pelean con el muñeco y daba rienda suelta a la picardía y el doble sentido en una sociedad que estaba con miedo.
“Mas de una vez tuvimos que salir con el retablo al hombro escapando de la policía… vivía de comisaria en comisaría, preso por hacer títeres, las veces que me palizearon en los calabozos” Lo acusaban de “dar manija al pueblo”
Tenía dos hermanos mayores y una hermana menor. El mayor cayó junto a Susana Pintos, con un balazo en la cabeza que le dispararon desde los sótanos del ex Canal 4 frente a la Universidad.
El otro hermano fue tupamaro. A ambos los visitaba con sus títeres en el Penal de Libertad.
Al mayor lo reventaron con la tortura, no movía los brazos, apenas si veía y el riñón destrozado. De ese hermano le quedó la frase “en esta vida hay que perdurar”
El abuelo, Bruno Barboza, con 16 años se fue de revolucionario junto a Aparicio Saravia. Peleaba con lanza, y tenía miedo, se escondía cuando venía el ejército y le contaba a su nieto Tato que “pelear contra el gobierno es entrar en el estómago del infierno.”
El padre era batllista autónomo, comunista chapa 15. “Un día le tiró el carnet a Jorge Batlle diciéndole ¨yo soy batllista con mucha honra, no quincista¨. Jorge guardó el carnet con bronca y se la juró”
A la madre la recuerda durante años haciendo la cola en el penal para llevarle paquetes a sus hijos.
Para Tato el arte no era la fama, a pesar de haber sido galardonado con 15 Florencios por su carrera.
“El títere es libertad y creación. Arriba de la mesa es un muñeco, pero una vez que entra en una mano se transforma en algo vivo”
Gustavo “Tato” Martínez el fundador de Títeres Gira-Sol falleció hoy de una enfermedad que él sabía irreversible.
Lo acompañó durante 44 años Raquel DItchekenian creadora de títeres y codirectora de sus espectáculos. Vivían en una chacra, criando ovejas, alguna chancha, autocultivos al borde de la ruta 48 en Las Brujas, Canelones. Una casita modesta de dos ambientes y un galpón de chapa donde construían sus muñecos y hacían serigrafia , xilografía en forma artesanal y totalmente casera. Pensaban generar ahí un centro de enseñanza para los niños de los alrededores.
Cuando los entrevistamos hace 8 meses pensaban en un unipersonal de Tato en una adaptación para títeres de una novela del que había sido director de Cultura de Maldonado, Gabriel Di Leoni “El rescate de la bataraza”.
Tato sentía que su vida estaba dedicada a la búsqueda de la libertad interior y de hacer divertir a la gente.
Recordaba con placer cuando luego de muchos años alguien se le acercaba y le decía “Tato te acordás cuando fuiste al penal y aquel muñeco decía tal cosa” o alguien que fue niño y se lo cruzó de adolescente y le pudo relatar con detalle algún chiste de sus títeres.
“ Arriba los que aman”, fue su consigna.
Que descanses en paz Tato entre tus girasoles.