El brazo extendido y señalando con el índice hacia la vereda contraria a la que decidió pararse mientras vocifera con ímpetu “allá están las irregularidades”, al tiempo que no mira hacia atrás ni hacia los costados. Para los impulsores de la movilización que recorrió el martes parte del Centro de Montevideo esa sería una ilustración adecuada de lo que fue el retiro del apoyo a la Coordinadora Popular y Solidaria (CPS), que nuclea a las ollas populares del país, por parte del ministro de Desarrollo Social, Martín Lema.
En una conferencia de prensa, a comienzos de octubre, Lema anunció que luego de un relevamiento hecho por el propio ministerio se constató que había al menos “14 ollas” que figuraban como parte de la CPS que no estaban en funcionamiento –luego amplió el número a 20–, por lo que se resolvió “excluir a la CPS como intermediaria” de las ollas y merenderos, con el argumento de haber “perdido la confianza”. Dijo que desde entonces sería el Mides el encargado de hacer llegar los alimentos a través de la ONG Uruguay Adelante, como lo venía haciendo, sólo que sin dialogar con la CPS, además de adelantar que se evaluarían acciones legales contra la coordinadora.
Desde la otra vereda, en la marcha convocada por la CPS, con apoyo de sindicatos y la sociedad civil organizada, la consigna de ayer fue: “Si hay hambre, hay lucha”.
“Nadie nos va a callar la boca”
En la plaza Cagancha, lugar de la concentración, se encontraba Esteban Corrales, uno de los voceros de la CPS. En diálogo con la diaria, señaló que desde el anuncio del ministro se hizo un pedido de reunión que no obtuvo respuesta, y a partir de ahí entendieron que no había “nada más que hacer excepto denunciar públicamente que las ollas populares siguen siendo necesarias” y que “la CPS es un actor de peso en este escenario”, porque entienden que su tarea va más allá de “garantizar que no les falten insumos” sino que también incitan a “reflexionar en las causas de fondo que hacen a la existencia misma de las ollas populares”.
Para Corrales, lo que no le gusta al gobierno es “escuchar hablar de desigualdad, no le gusta escuchar hablar de hambre, no le gusta escuchar hablar de problemas sociales cuando al mismo tiempo te dicen que todo va bien”, y citó “el espectáculo vergonzoso de lo que fue la Rural del Prado, cuando aplaudían a cuatro manos la enorme ganancia de sectores que paradójicamente exportan alimentos”, mientras en los barrios las ollas “están alimentando a chiquilinas y chiquilines, dándoles de comer a nuestros vecinos en una situación de profunda injusticia”.
“Acá hubo una jugada de muy mala fe, que fue hacer públicos datos que nosotros le enviamos diciendo que eran preliminares, y sobre eso construir un relato que ponía en tela de juicio nuestra honestidad y la transparencia de este movimiento”, continuó Corrales, e insistió en que “en ninguna comunicación oficial del ministerio se habló de quitar los insumos si no se enviaban”. Lo que sucede, para el vocero, es que las ollas “vienen a decir que en Uruguay hay hambre” y a disputar un relato “que se pinta con colores de fantasía”.
“La CPS va a seguir resistiendo, nadie nos va a callar la boca”, sentenció, al tiempo que la gente comenzaba a juntarse en 18 de Julio y a levantar pancartas con los nombres de cada una de las ollas; otros golpeaban tuppers vacíos y algunos sostenían carteles con ollas dibujadas.
Hugo es referente de la olla Faustino Chimango Rodríguez, que funciona en la Asociación de Jubilados y Pensionistas, en el Cerro, y sirve unas 200 porciones cada jueves y otras tantas en el merendero para niños y niñas, los viernes. En diálogo con la diaria, dijo: “En este momento sentimos algo totalmente diferente a cuando comenzamos a ir a las ollas”; ya no está “la vergüenza de ir con un tupper y tener que estar porque no había una ayuda del Estado”. Hoy, dos años y medio después, aseguró que están “con otra cabeza, reconociendo la solidaridad de un montón de gente que está nucleada en la coordinadora y en las distintas redes, que son militantes sociales que quieren algo mejor para la población entera, no sólo para los que van a las ollas”.
Para quienes las integran, las ollas se entendieron como una herramienta necesaria para paliar una crisis, no como un servicio de algunos vecinos al que incluso generaba cierta vergüenza tener que asistir. Así lo reflejaba uno de los carteles en la primera parte de las dos cuadras de extensión de la marcha: “Dignidad, no caridad”.
“Un Estado que sigue ausente”
La plaza Independencia es un buen lugar para ver llegar una marcha. Allí esperaban seis ollas populares a los cientos de personas que confluyeron en torno al escenario colocado frente al monumento a José Gervasio Artigas. Una de ellas era de Bella Italia, a cargo de Gabriela, que sirve “unas 498 porciones por día, de lunes a viernes”.
Ante la consulta de cómo sentían los anuncios de Lema, se limitó a enumerar qué le había llegado el viernes para trabajar toda la semana: “Yo, como poco, gasto ocho cajas de gallinas a la semana, me dejaron dos para toda la semana; dos bolsas de papas, una bolsa de zucchinis y una bolsa y media de zanahorias, después me dejaron cuatro bolsas de leche en polvo –nosotros usamos cinco kilos por día, y esto en total eran cuatro kilos y 400 gramos–, y para esos cuatro kilos de leche me dejaron 200 gramos de azúcar, un kilo para toda la semana, según ellos porque la cocoa tiene azúcar, y después cuatro paquetes de fideos, tres fundas de arroz y 12 litros de aceite; con eso tengo que cocinar una semana”.
Suelen hacer dos ollas por día, pero a la plaza Independencia llevaron sólo una “por temas de transporte”; de todas formas, lo que usaron para cocinar “sale de todos los vecinos” que salen “a diario, puerta por puerta”. Al momento de conversar con la diaria, Gabriela acababa de hablar con su hija, quien, según dijo, le había avisado que desde el ministerio habían ido a su casa a realizar una inspección para corroborar que la olla estaba cocinando: “¿Cómo va a llegar una inspección del Mides si saben que estamos cocinando acá? ¿Por qué fueron a visitar la olla hoy?”, se preguntó.
Previo a la oratoria, referentes de cada una de las redes de ollas pasaron a saludar a los presentes. Luego, Lita Leite, de la olla popular El Tobogán, junto a otras dos voceras, leyó la proclama, en la que llamaron a estar “juntas y juntos para decir bien claro y fuerte: la mentira, la injusticia y la prepotencia de un gobierno insensible y arrogante no pasarán”, ante lo que calificaron como “la hostilidad de un Estado que sigue ausente a la hora de hacerse cargo de las causas profundas por las que existen las ollas populares”.
Lema denunció que “no había ninguna persona” al momento de inspeccionar una olla
Ese mismo mediodía, en rueda de prensa, el ministro Lema denunció que durante una de estas inspecciones en el barrio Marconi, se asistió a una olla en la que se había dejado “por escrito” que “de lunes a viernes se daba el almuerzo para 280 personas” y al momento de llegar “no había ninguna persona”.
“La referente de la olla la terminó firmando el acta donde se declara que funciona solamente a la noche, desde las 19.30”, explicó Lema y entendió que “de lo que se expresa públicamente” a lo que se verifica “a través de los seguimientos” existe “una diferencia muy importante”.
Esta “es una olla nueva, no estaba dentro de las ollas investigadas”, añadió, y adelantó que “ahora llegaron más” datos sobre otras ollas. “Hay que ser muy serios con este tema, no podemos permitir, e incluso no está en las características de este país, hacer política con la alimentación de las personas”, insistió Lema, y declaró que manifestaciones como la del martes, “están claramente identificadas por apoyos por parte del Frente Amplio y del PIT-CNT”.
Discusión en Diputados tras pedido de cuarto intermedio del FA para asistir a la marcha
La sesión de la Cámara de Diputados del martes tuvo una discusión imprevista pasadas las 18.00, cuando previo a discutirse los cambios en la ley de negociación colectiva el Frente Amplio (FA) solicitó un cuarto intermedio de una hora para asistir a la marcha de la CPS. Los pedidos de cuarto intermedio se suelen votar por cortesía parlamentaria, pero en esta ocasión el Partido Nacional decidió no apoyar el pedido del FA para “no ser cómplices de quienes quieren participar en una actividad de una organización que ha sido denunciada por el Mides”, dijo a la diaria el diputado blanco Juan Martín Rodríguez.
El presidente de la Cámara de Diputados, Ope Pasquet, aclaró a los legisladores que se pasaría a votar porque este tipo de mociones no tiene discusión prevista, lo que derivó en un cruce con Rodríguez, quien llegó a presentar una moción de cuestionamiento a la mesa, es decir, a Pasquet como presidente de la sesión. Se votó y por 53 votos en 86 hubo un respaldo a lo actuado por Pasquet, con votos del FA y del Partido Colorado. Finalmente se votó el pedido del cuarto intermedio de una hora, que salió afirmativo por 49 votos en 86.