El presidente brasileño recibió un reconocimiento de la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, a quien le dijo que “tendrá un mandato de mucho éxito, reconocido por el pueblo de Montevideo, de Uruguay” Foto: Alessandro Maradei
Después de su compromiso con el presidente Luis Lacalle Pou en la residencia de Suárez y Reyes y antes de su reencuentro con el expresidente José Mujica en la chacra de Rincón del Cerro, el presidente brasileño pasó por la Intendencia de Montevideo (IM). Bajo el sol, banderas de Brasil y del Frente Amplio (FA), pancartas dándole la bienvenida al “compañero” y gorros verdes repartidos por empleados municipales, lo esperaba una multitud. “Quiero construir definitivamente la unidad de América del Sur, de América Latina, y fortalecer el Mercosur”, manifestó Luiz Inácio Lula da Silva desde el balcón de la IM. Fue ovacionado.
Una hora más tarde de lo previsto, Lula fue distinguido por la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, con el premio Más Verde, en reconocimiento a su “contribución sustantiva al ambiente”. La jefa departamental le entregó un árbol de cristal con la forma del departamento de Montevideo.
Cosse expresó su intención de “honrar” la trayectoria del mandatario brasileño “en defensa del planeta”. Según un comunicado de la comuna, Lula logró reducir en 80% la deforestación de la Amazonia durante sus anteriores mandatos y “en este nuevo período de gobierno asume el compromiso de eliminarla por completo”.
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“El planeta es como un ser vivo y no puede estar sano si la humanidad no está sana, y usted ha sido un ejemplo, por su discurso, por su vida y por su acción”, le dijo Cosse en el momento de la premiación. La intendenta valoró también el programa social Fome Zero (Hambre Cero), impulsado durante el primer gobierno de Lula en 2003. “Fome Zero es cuidar al planeta tanto como proteger a la Amazonia contra la deforestación. Su lucha encomiable nos hace acordar a [Pablo] Neruda cuando decía que hay que tener una ardiente paciencia, y usted es un ejemplo de esto”, expresó Cosse.
Además del premio Más Verde, la jefa departamental le obsequió una camiseta y un pañuelo de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos. Todo esto no fue visto por quienes esperaban para escuchar al presidente brasileño fuera del edificio.
Lula recién apareció en pantalla cuando bromeó: “No puedo ver un micrófono que ya quiero hablar, imagínense dos micrófonos”, en referencia a uno de los estrados. Aunque habló en portugués, el solo hecho de escuchar la voz del presidente brasileño provocó la reacción inmediata del público, que empezó a seguir la transmisión oficial a través de una pantalla colocada en la explanada de la IM. Aplausos, “Lula, amigo, el pueblo está contigo”, y más aplausos.
Lula tomó el micrófono y al hablar recordó su primera vez en Montevideo, cuando Tabaré Vázquez era intendente por el FA (1990-1994). “Desde aquel entonces”, señaló, se generó “una amistad muy grande entre yo, mi partido y los movimientos sociales” uruguayos. Exobrero metalúrgico, Lula fue durante varios años dirigente sindical. El PIT-CNT, al igual que el FA, invitó a concurrir este miércoles al acto en la IM.
Luego, Lula se refirió a su participación en la VII cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), que tuvo lugar el martes en Buenos Aires. Del mismo modo que en Argentina, afirmó que el nuevo gobierno brasileño está dispuesto a trabajar en pos de un pensamiento político “práctico” para América Latina. En tal sentido, valoró su encuentro con Lacalle Pou “para discutir las relaciones” entre Brasil y Uruguay. La simple mención del presidente uruguayo generó silbidos y abucheos por parte del público.
“Brasil tiene que ser generoso con sus aliados”, continuó Lula. Porque, entre otras cosas, es “la economía más grande del continente”, el país de mayor población y el que tiene “mayores conocimientos científicos y tecnológicos”. Por eso, “Brasil tiene que cultivar las relaciones con los países amigos”. No le “preocupa”, aseguró, si sus pares son “de derecha, de izquierda o de centro”: “Mi relación no es solamente con personas. Mi relación como jefe de Estado de Brasil es tratar con respeto a cualquier jefe de Estado de América del Sur y América Latina”. Esto último fue celebrado afuera.
“Como una madre cuida de sus hijos”
Por otra parte, Lula celebró visitar la capital uruguaya “en el momento en que una mujer ingeniera dirige la ciudad”. Destacó que, al igual que su fuerza política, el Partido de los Trabajadores (PT), el gobierno departamental “tiene paridad” en sus cargos directivos.
A su modo de ver, “se fue el tiempo en el que la política era para hombres, el sindicalismo era para hombres y la lucha social era para hombres”. Hoy, sostuvo, las mujeres “conquistaron derechos” y mostraron que “la mujer no tiene nada de sexo débil”. “Las mujeres tienen verdaderamente capacidad para gobernar mejor que los hombres”, afirmó; y añadió que “el mundo será aún mejor cuando los hombres aprendan a gobernar una ciudad, un Estado o un país como una madre cuida de sus hijos”.
Acto seguido, le habló a Cosse: “Gobernar, señora Carolina, es cuidar a la gente con el cariño de las mujeres, con cariño para los que más lo necesitan, porque cuando lo hacemos, los resultados de nuestra labor aparecen”. “Saldré de aquí convencido de que usted tendrá un mandato de mucho éxito, reconocido por el pueblo de Montevideo y de Uruguay”, manifestó. Por último, le dio un consejo: “Cuide al pueblo como si estuviese cuidando a un hijo suyo, como si estuviese cuidándose a sí misma; de esa manera, se dará cuenta de la diferencia existente entre la vieja política y la nueva política”.
“Quiero construir definitivamente la unidad de América Latina”
Estos discursos fueron dentro del edificio. Todavía faltaba que Lula, Cosse y un montón de autoridades brasileñas y uruguayas salieran al balcón de la IM a saludar a la gente. Un gazebo, blanco y vacío, los esperaba con dos micrófonos. Mientras recorrían los pasillos y subían las escaleras, la masa de gente que esperaba en la explanada preparaba sus celulares. Hubo un grito colectivo: “Sem anistia” (Sin amnistía), en referencia a los protagonistas de la asonada del 8 de enero en Brasil. Fue breve, pero replicado con vehemencia por algunos de los presentes. “¡Sin amnistía, Bolsonaro a la cárcel!”, gritó en portugués un hombre, probablemente brasileño.
Finalmente, salieron. Desde el balcón, debajo del gazebo, Lula expresó: “Quiero construir definitivamente la unidad de América del Sur, de América Latina, y fortalecer el Mercosur” para que “pueda ser un bloque comercial muy fuerte, para mejorar la vida de nuestros pueblos”.
“Quiero decirles que si la humanidad está pasando por un momento difícil no es hora de desanimarse ni de perder la esperanza. Precisamos levantar la cabeza y recuperar la capacidad de indignarnos ante la desigualdad social, contra los preconceptos de género, la desigualdad racial, para que podamos construir un mundo mejor, más justo y más solidario”, afirmó.
Antes de retirarse a la casa de Mujica, el mandatario brasileño se dirigió a sus compatriotas entreverados en el público. “Pueden estar seguros de que vamos a arreglar Brasil. Si vinieron acá por amor o por estudio, pueden quedarse, pero si fue para trabajar, nosotros vamos a hacer crecer la economía brasileña y van a volver a trabajar en su país”, prometió.
“Un gesto político extraordinario”
Uno de los miles de oyentes en la explanada de la IM fue el frenteamplista Marcos Carámbula, exintendente de Canelones. En diálogo con la diaria, definió la visita de Lula a Uruguay como “un gesto político extraordinario”, tanto por su reunión “institucional” con Lacalle Pou como porque “haya estado acá en la intendencia y en un rato con su hermano Pepe”.
El retorno al poder del líder del PT, comentó Carámbula, “llena de esperanza porque Brasil es un país continente que, como se dijo acá recién, es el más industrializado, con todas las fronteras, con la mayor riqueza en recursos naturales, con la Amazonia”. En definitiva, “mueve la aguja de un continente que debe levantarse en dignidad respetando el ambiente y la unión de nuestros pueblos”.
Sobre el ambiente, ausente este miércoles en el discurso de Lula a pesar de la distinción que recibió de la comuna, Carámbula opinó que “tiene mucho que ver con lo actual”. “La pandemia fue sin duda una expresión de desequilibrio ecológico impresionante, porque la alteración de los ciclos biológicos en un pueblito de China en dos semanas afecta a la humanidad y, de la mano, aumenta el hambre y la desigualdad”, señaló. Citando al presidente de Colombia, Gustavo Petro, dijo que “el modo capitalista de producción nos lleva a un riesgo real de la civilización” y que, por lo tanto, “son desafíos que tenemos con respecto al ambiente y al futuro del planeta”.
Carámbula subrayó que la presencia de Lula en Uruguay fue “una señal política interesantísima”, que fue correspondida “por el pueblo, como ha estado acá y como estuvo en Argentina”, en apoyo de un proyecto de “democracia, paz, ambiente y una sociedad más justa”.
Otro de los oyentes fue el secretario general del Partido Comunista, Juan Castillo. En conversación con la diaria y en sintonía con Carámbula, valoró el “buen gesto” de Lula “desde el punto de vista del hecho político”. Aseguró que “hay un sentimiento mayoritario de los uruguayos” que, al margen de “la bandera política y la ideología”, defiende la democracia, “quiere a los hermanos brasileños y argentinos” y, en particular, “aprecia la figura de Lula”.
“Es un esfuerzo tremendo venir en una corrida de siete horas por el país, tratar de conformar a todos en cinco minutos, en medio de una agenda no menos complicada que tiene su propio país. Eso es lo que hay que valorar”, opinó Castillo.
A su entender, el acto en la IM no fue partidario, sino “una fiesta de la democracia”, en vista de la asonada que hubo en Brasil, manifestó: “La democracia hay que apreciarla por el valor que tiene. Al pueblo uruguayo le costó vidas de compatriotas defender la democracia. La dictadura y el fascismo nunca más, ni en Uruguay ni en la región ni en el continente”.