Conectadas por el Deporte

El colectivo de mujeres Conectadas por el Deporte se formó en 2019 y tiene como objetivo principal generar intervenciones barriales, desde acciones que promuevan la actividad física, con perspectiva de género. Hicieron su primer encuentro presencial en diciembre del año pasado en la plaza Las Pioneras.

Actualmente están trabajando para que la participación se dé a través de la virtualidad.

Hace algunas semanas recibieron un premio del Fondo para el Empoderamiento de las Mujeres de la Intendencia de Montevideo, creado para financiar proyectos que trabajan con la temática del género. “Fortalecidas y empoderadas” significó para Conectadas “una instancia enriquecedora de intercambio y aprendizaje para todxs”.

Además, crearán una personería jurídica para aspirar a convocatorias de fondos y apoyos, fortalecer la incorporación de gente formada en determinadas áreas, sumar nuevos perfiles y conseguir más financiamiento, que les permita desarrollarse y seguir abriendo líneas de trabajo desde comisiones que se encarguen de cada proyecto.

“La idea es que la red funcione como una plataforma para potenciar y difundir trabajos de investigación con distintas miradas del deporte. Hay compañeras vinculadas con carreras universitarias que están con alguna línea de investigación y tienen ganas de acercarse a mujeres que también lo están, eso aporta mucho a la red, el compartir materiales y trabajos propios”, explica Noelia Díaz, encargada de la coordinación de eventos y comunicación de la red.

Nosotras y la actividad física en pandemia

Conectadas pretende llevar adelante sus propias investigaciones para tener una base sólida sobre la cual cumplir sus objetivos. En este sentido, durante los primeros meses del comienzo de la pandemia en Uruguay crearon una encuesta para conocer el impacto de la covid-19 en las deportistas y mujeres vinculadas al deporte. Buscaban “conocer las formas en que se expresó el efecto de la pandemia en diferentes áreas de la vida de mujeres que se mueven en dicho ámbito”.

Las preguntas de la investigación indagaban en la actividad laboral y los ingresos, la práctica deportiva en cuanto a la rutina y las necesidades que fueron surgiendo a medida que la pandemia avanzaba. Quienes respondieron fueron “50% profesionales o trabajadoras en general vinculadas al deporte, 47% deportistas de élite y amateurs y el 3% restante forman parte de organizaciones deportivas”. Se trata de mujeres cis de 19 a 50 años, y 80% no tiene hijas ni hijos.

Sin ser prioridad

Según Conectadas, casi la mitad de las participantes declararon que sus ingresos se redujeron a causa de la covid-19 respecto de su nivel de ingresos habitual. El resto contestó que se mantuvieron estables, excepto tres casos, en los que incrementaron. De quienes respondieron, sólo una participante manifestó que su principal fuente de ingresos es una beca deportiva. Casi la mitad son empleadas en el sector privado, mientras que poco menos de 30% lo son en el sector público. La tercera categoría, en orden de mayor a menor peso, es la de trabajadoras autónomas y emprendedoras.

Desde la red se concluyó que la disminución en la práctica de deporte se relaciona con el hecho de haber comenzado un trabajo nuevo y, por ende, haber aumentado la cantidad de horas de trabajo remunerado. En este sentido, desde la organización consideran que la pandemia afectó tanto negativa como positivamente la práctica de educación física por mujeres. “En algunos casos cesó la práctica deportiva, porque el acceso a materiales para practicar se dificulta y porque las mujeres en el hogar suelen estar a cargo de los cuidados, y en el contexto del ‘quedate en casa’ se acentuaron estas situaciones o tuvieron que aceptar trabajos menos valorados, y eso se sumó a todas las tareas del día a día. Al final del día también nos empobrece no tener tiempo para nosotras”, explicó Marianela Machado, docente de Historia que integra Conectadas colaborando con las actividades y el relevamiento de proyectos.

Pero también “hay compañeras que empezaron a encontrarse desde un lugar más casero con la educación física, y a su vez hay otras que no pudieron practicar más”, sostuvo Paula Pereira, a cargo de la planificación de actividades y el relevamiento de proyectos en Conectadas.

Como conclusión, la falta o el aumento de trabajo repercute directamente en el tiempo que las mujeres destinan a la práctica del deporte, y esta es sólo una de las causas que generan empobrecimiento por la brecha de género en cuanto a la falta de tiempo.

La salud mental de lado

Otro de las principales problemáticas que se vieron reflejadas cualitativamente en los resultados del análisis es la necesidad de atención psicológica. Se manifestó la falta de acceso al apoyo psicológico, necesario para poder manejar el alejamiento de la rutina de entrenamiento. “Esto es debido a que muchas deportistas se vieron frustradas en su proyecto de competir, por ejemplo en los Juegos Olímpicos, que fueron postergados. Se trata de atletas que se preparan durante años, durante ciclos grandes”, expresó Pereira, licenciada en Psicología. “El esfuerzo, los proyectos y las expectativas se vieron perjudicadas, pero esta necesidad es una carencia, son muy pocos los casos de los deportistas que cuentan con este tipo de acceso”, continuó.

La red tiene pensado seguir realizando este tipo de investigaciones para poner sobre la mesa la realidad, que presenta muchas carencias y necesidades que no sólo no se atienden, sino que a veces ni siquiera se visibilizan.

Pioneras

El colectivo es pionero en reunir a mujeres que tienen en común el interés por el deporte. “Si nosotras logramos que entre todas nos juntemos a compartir, ya es mucho, porque ese era nuestro principal objetivo”, expresaron desde la red.

Otro de los principales abordajes del grupo es la discriminación que sufren las mujeres en el ámbito deportivo. “Yo no me había dado cuenta, pero es verdad que hay discriminación: me dejaban afuera, planteaba tal cosa y no había escucha receptiva”, fue un reclamo pronunciado reiteradas veces en algunos de los talleres que desarrollaron.

En el encuentro en Plaza las Pioneras, Díaz notó que “las más chicas y las más grandes no visualizaban tanto la discriminación. Y nosotras tenemos que, primero, poder ver la desigualdad para luego plantearnos los objetivos”, dijo a Garra.

Este espacio y este tiempo

El grupo se pregunta ¿cuánto se avanzó en busca de la equidad de género?

“A veces imagino despertar en 2050 y mirar para atrás… Te das cuenta de que tenemos naturalizadas ciertas cosas, por ejemplo, que las selecciones masculinas tengan espacios propios para practicar y la categoría femenina no, cuando son espacios públicos de todas y todos, mantenidos por nosotros, y es terrible no poder usar espacios que nos corresponden, ¿por qué tenemos que pedir permiso para estar en determinados espacios?”, se pregunta Pereira.

El fútbol femenino es quizás la disciplina que más refleja la discriminación hacia las mujeres en el ámbito deportivo. En este sentido, aparecen infinitas carencias. La no existencia o la falta de baños en los lugares en los que se practica, los horarios de cancha disponibles acotados para los entrenamientos de la categoría femenina, la negación a los pedidos de espacios físicos, por ejemplo, en cuanto a los estadios de cada equipo; todas estas cuestiones siguen siendo parte del día a día de los equipos de fútbol de mujeres en Uruguay.

“No cierra por ningún lado, las selecciones de fútbol femenino tuvieron que entrenar afuera del Charrúa, abajo de los árboles. ¿Cuándo una masculina que iba a jugar un Mundial entrenó abajo de los árboles y no pudo entrar a su propia cancha?”, dice Machado.

A su vez, consideran que influye lo que comunican los medios. “Hay noticias que rompen los ojos. A nivel estadístico la gente que vio el Mundial de Canadá fue más que la que vio el de juveniles; los estadios se llenaban, las finales de la UEFA son terribles. Acá no conocemos quiénes juegan. A nivel país estamos muy atrasados con respecto a otros”, manifestó Díaz, quien es además licenciada en Educación Física.

También problematizan cómo hacer crecer económicamente los deportes femeninos. “Son varias cosas que hay que hacer; lo principal es visualizar la problemática para luego intercambiar y así generar propuestas. Es un ambiente muy masculinizado, mucho sexismo, hay que interpelar mucho para poder ir deconstruyendo y construyendo desde otro lado”, finalizó Díaz

Como colectivo reflexionaron: “Nosotras no nos tenemos que cargar, tampoco, con la responsabilidad de cambiar lo que sucede, pero sí de tratar de trabajar para mirar qué está pasando, porque hacer deporte es un derecho”. Su labor ha sido fundamental para reunir a mujeres que luchan por la igualdad de género en el deporte, porque es un paso gigante dejar de estar dispersas y concentrarse en un mismo objetivo: abrir la cancha para todas.