La Fundación Friedrich Ebert en Uruguay en el marco del Proyecto Toma Partido para América Latina y el Caribe, realiza este martes 8 de febrero a las 17 horas (UY-AR-CH) un intercambio acerca de los retos actuales para gobiernos y partidos progresistas, con la introducción de Karina Batthyány, Secretaria Ejecutiva de CLACSO; y luego una conversación entre Rolf Mützenich, jefe de la bancada del partido socialdemócrata SPD en el parlamento de Alemania, Giorgio Jackson, futuro Ministro de la Secretaría General de la Presidencia de Chile, y Fernando Pereira, presidente del Frente Amplio de Uruguay.
Los dos años de COVID 19 reforzaron y globalizaron tendencias políticas preexistentes. Las respuestas de partidos conservadores y hasta nuevas derechas extremas inicialmente captaron la atención electoral. Pero actualmente se observan matices que permitieron en algunos países el regreso de fuerzas progresistas al gobierno, entre otros en Alemania y Chile.
El partido socialdemócrata alemán SPD recuperó recientemente la jefatura del gobierno luego de 16 años, en los que participó –con la excepción de 4 años en la oposición– como integrante menor de las coaliciones. La victoria se debe a una estrategia de equilibrio y unidad entre los diferentes sectores en el partido. Ahora el SPD enfrenta el desafío de gobernar en una coalición diversa (“semáforo” con verdes y liberales) en plena pandemia, así como la deuda pendiente de una transformación partidaria.
En Chile un frente nuevo progresista ganó la presidencia luego de intensas protestas y conflictos –en el país considerado el más estable–, siendo uno de los más desiguales de América Latina. Con un proceso constituyente en marcha, sin mayorías parlamentarias y frente a una alta urgencia y expectativa en cuanto a reformas, al nuevo gobierno le espera la tremenda tarea de definir y negociar su agenda.
Entrando al tercer año en oposición, el Frente Amplio uruguayo se ubica en su rol, mientras debate la agenda hacia 2024. Las elecciones del partido enviaron señales hacia reformas programáticas, así como un cambio generacional y de género. A la vez, el nuevo presidente cuenta con una trayectoria de negociador y personifica un voto a favor del diálogo y de la unidad. La nueva dirección enfrenta tanto altas expectativas como resistencias.
Si bien el contexto y los sistemas políticos difieren entre Alemania y los países latinoamericanos (presidencial – parlamentario, etc.), los vínculos partidarios progresistas bilaterales tienen una larga historia. En tiempos de desafíos cada vez más globales, el intercambio internacionalista y la alianza progresista son más necesarios que nunca.