Fue el perito que intervino en la investigación por la muerte de su madre y contradijo a otro técnico que determinó que una mujer policía fue la autora del texto que acompañaba la botella de vino que envenenó a Cecilia Fontana.
Washington Curbelo fue removido del cargo de director de la Dirección Nacional de la Educación Policial, conocida como “Escuela Nacional de Policía”.
Según informó el Ministerio del Interior a la diaria, el 1º de julio será reemplazado por Efraín Abreu, actual subdirector de la Dirección Nacional de Educación Policial. Será en régimen de encargatura, ya que el comisario mayor aún está en actividad y no reúne la antigüedad necesaria para retirarse.
Los policías que cursan la carrera en la Dirección Nacional de Educación Policial se reciben de licenciados en Seguridad. La gestión del ministro Luis Alberto Heber apunta a fortalecer la formación de la Policía, con foco en la criminología, y encuentra en este centro educativo un punto clave. A esto, plantearon públicamente, se asocian los cambios. Abreu no es licenciado en Seguridad; le resta cursar algunas materias y la tesis.
Curbelo, comisario general retirado, fue uno de los peritos que intervinieron en la investigación de la muerte de Cecilia Fontana en 1978.
Fontana bebió un vino envenenado que llegó a su casa como “obsequio”. Tenía un mensaje escrito a mano que fue uno de los elementos clave de la investigación. La primera pericia caligráfica se hizo en 1978 y estuvo a cargo de Curbelo. No se encontraron indicios de relevancia, por lo que el expediente se archivó.
En 2006 se reabrió el caso. En 2010 se ordenó la detención de María Lemos, una mujer policía, como presunta autora del texto que acompañaba el vino envenenado. Lemos integraba el equipo dirigido por Víctor Castiglioni, jefe de inteligencia policial durante la dictadura.
La jueza ordenó el peritaje caligráfico de la carta. Roberto de los Santos fue el perito a cargo y su investigación concluyó que la mujer policía era la autora del texto. El perito trabajó durante un año para llegar a esta conclusión.
No obstante, a pedido de la defensa, la jueza autorizó una nueva pericia, que estuvo a cargo del mismo policía que había hecho la pericia inicial en 1978: Curbelo, quien determinó en 24 horas que la mujer policía no era la autora del texto.
Heber había criticado el trabajo del perito porque “frustró” la investigación del homicidio de su madre. Señaló no tener dudas sobre quién era la autora de la carta e indicó “un vínculo estrecho entre la acusada y los peritos que realizaron el segundo informe”.