Es de esos que prefieren la asistencia antes que el gol, el bien colectivo sobre el individual. Juega para el equipo adentro y afuera de la cancha. Mateo Sarni tiene 23 años, es actual jugador de Aguada y secretario de Basquetbolistas Uruguayos Asociados (BUA), el gremio de los jugadores de básquetbol.
Ya fue campeón de Liga y de Metro, y consiguió el ascenso en la Divisional Tercera de Ascenso con su Larrañaga, donde debutó con 16 años. En la máxima categoría pasó por Urunday, Larre Borges y Nacional. También disputó un Sudamericano U21 vestido de celeste. Además, está por terminar la licenciatura en Educación Física y recibirse de entrenador de básquetbol. Tiene cursos de Gerencia Deportiva y arrancó de a poco Ciencias Sociales. Completito el nene.
Él con termo, mate y voz gruesa. La soledad del living de su casa y el silencio de una fría tarde de otoño marcaron una charla que, antes de entrar en tema, sirvió para recordar, con una sonrisa que se le identificaba a pesar del tapabocas, aquellas tardes de adolescente jugando al fútbol en Nacional. Tiene como trofeo mental una final ganada a una generación de Peñarol que integraban Federico Valverde, Diego Rossi y Santiago Bueno. Dicen en el barrio que la movía un montón…
¿Hay un camino a seguir en el básquetbol uruguayo?
La Federación [Uruguaya de Basketball, FUBB] lo tiene, están haciendo un buen trabajo. Muchas veces no están los recursos. O tal vez están pero no se utilizan de la mejor manera. Creo que se debería invertir más en la base y no en la punta de la pirámide, que es la selección mayor. Los cargos de la FUBB son honorarios. Así como nosotros queremos que los jugadores sean profesionales para elevar el nivel, los que toman las decisiones también tienen que serlo. Hay que encontrar la forma de generar ese profesionalismo y poner a las personas indicadas en los lugares indicados. Por ejemplo, Pablo López está trabajando en Paysandú; está bárbaro, pero limita todo lo bueno que puede hacer de forma nacional. Es idóneo para cualquier tarea de desarrollo y planificación. Como gremio todavía nos estamos informando e interiorizando en el funcionamiento de la FUBB.
¿Cómo llegaste a la BUA?
Cuando jugué mi primera LUB hubo reuniones por casos específicos y me acerqué a escuchar. Siempre me interesó. Años después, Leandro Taboada no tenía con quién acompañar a los jugadores de Atenas cuando fueron amenazados por hinchas en el vestuario, habíamos sido compañeros y me pidió que fuera. A partir de esa necesidad de respuestas vimos un espacio y nos fuimos metiendo. Nos apoyamos mucho en la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales ãMUFP] para constituirnos. Michael Etulain y Mitchell Duarte nos dieron una mano para adelantar pasos. Formamos algo que está fluyendo y marcha sobre ruedas. Eso permite que el jugador tenga una plataforma para ser escuchado y presentar su postura a partir del diálogo.
Conformar un gremio estable tiene su ventajas evidentes.
Antes, cuando había un problema aparecían los jugadores involucrados y alguno más que andaba en la vuelta. Nunca se pudo dar algo constante. Ahora hay un diálogo fluido y, con la estructura que se armó, el trabajo es mucho más fácil. Tenemos reuniones quincenales, todos somos muy activos en opinión y propuestas. De hecho, fue la primera vez que presentamos un formato de contratación de fichas para El Metro antes de que se votara. Los clubes lo escucharon y se aprobó. Ahora estamos transitando el mismo camino con la LUB, buscando que se baje un extranjero y se sume una ficha.
¿Por qué?
Se está viendo debilitada la profesionalización de los jugadores uruguayos y se invierte mucho en extranjeros a quienes, además, hay que pagarles casa y comida. Más que nada lo sufren los que están en el escalón medio, los mejores siguen teniendo los sueldos altos que merecen. El básquetbol mejoró como producto con la suma de un foráneo, pero es un momento para dar un paso atrás y asegurar a los nacionales. Si no, va a pasar como en otras ligas, que tenés extranjeros profesionales acompañados de jugadores que no lo son. El contexto marca que hay que pensar esto en el corto plazo y luego evaluar si están las condiciones para volver a la realidad actual. Los nacionales, siendo profesionales, van a potenciar el nivel de la Liga.
¿Sienten equitativa la lucha de la BUA por todos los jugadores teniendo realidades tan distintas?
Lo logramos en su justa medida entre Metro y LUB. Tercera tiene una relación diferente porque los clubes están complicados para jugar. Femenino tiene su subcomisión dentro de la directiva, con Sabina Bello y Josefina Rivera, donde ellas marcan los pasos. Sentimos respaldo de los socios, conseguimos varias cosas y los colegas ven que hay movimiento. Obviamente estamos en nuestras primeras etapas, pero en las capas que más nos interesa influir estamos haciendo un gran trabajo. Estamos abiertos a todo el que se quiera sumar.
Se sumaron mujeres a la directiva. ¿Cómo se dio?
Fue lo primero que hicimos al crear la lista. Era un debe. Teníamos que unificar esa parte, estaba seguro de que nos iba a enriquecer un montón, como terminó pasando. Contacté a Sabina, hicimos reuniones y se fue dando todo. Hay espacios de diálogo donde se lograron cosas muy positivas para el femenino. Es un lugar que está bien cubierto dentro del gremio y tiene desarrollo seguro.