Rápido, pero no furioso
Uruguay empezó dinamizando el juego por los laterales, de esa forma ya a los dos minutos consiguió un córner que finalmente no tuvo consecuencias para la defensa peruana.
La oncena de Óscar Washington Tabárez presentó un porte de juego dinámico y seguro en los primeros minutos, jugando casi siempre en campo peruano.
El equipo local, tal vez desacomodado por la solidez de la media cancha uruguaya, estableció un juego de corte más vertical, que de todas maneras forzó una buena cantidad de tiros de esquina.
La solidez y sobriedad del joven equipo uruguayo iba otorgando seguridades y certezas, y buenas sensaciones a esperar, aunque en lo inmediato no fue precisamente lo que sucedió.
En el quinto tiro de esquina a favor de los peruanos llegó el primer gol del partido a través de un remate de chilena de Renato Tapia, que tras dar un rebote en José María Giménez desacomodó el intento de reacción de Fernando Muslera para colocar el 1-0 para Perú.
Rápidamente Uruguay puso en orden las cosas en el marcador y, tras una jugada de combinaciones desde el lateral -una precisa y esforzada jugada de Federico Valverde, Nahitan Nández y Rodrigo Bentancur- la pelota le quedó a Giorgian de Arrascaeta que enganchó de derecha a izquierda y al borde del área grande sacó su zurdazo para vencer al arquero incaico y poner el 1-1.
Era por lo menos coincidente con lo que había pasado en el campo de juego, donde Uruguay, con una descollante participación del jacintense Matías Vecino, pivoteando delante de la línea final y distribuyendo el inicio de los movimientos en campo albirrojo, encontró buenos articuladores a su propuesta. Pero no sólo fue eso, sino que además el centrocampista -único treintañero además de Diego Godín y Fernando Muslera entre los jugadores- tuvo capacidad como para llegar bien arriba, ya sea con pelota o intentando recuperarla.